“Campana-Acantilado” es el registro audible de muchas historias que recogió desde abril a agosto el músico y compositor Martín Virgili. Todas suceden en ese barrio del sur de Mar del Plata. Lo estrena este miércoles el Museo MAR.
Se preguntó cuándo fue la última vez que sonó la vieja campana de la capilla de su barrio, en Los Acantilados. Y esa preguntita, hecha al pasar, terminó siendo un hilo que desovilló una historia y otra y otra más, hasta encontrar un verdadero yacimiento de relatos: uno más increíble que el otro. Con ese material, Martín Virgili (músico y compositor) elaboró un documental sonoro. Lo tituló “Campana-Acantilado” y a partir de este miércoles será parte del contenido online del Museo MAR.
Se trata de diez episodios de un documental que toma voces especializadas y se apoya en los saberes de vecinos y vecinas y que, bajo el formato de podcast, se estrenará desde la plataforma de Spotify MARMuseo. Cada semana se compartirá un nuevo capítulo de la serie, a la que también se podrá acceder desde todas las redes sociales del #MuseoMAR (Youtube, Facebook, Twitter e Instagram).
Podés escuchar el capítulo 1 acá:
Con ganas de cumplir aquella máxima de “pinta tu aldea y pintarás el mundo”, Virgili dice: “Tengo en claro que lo que hago es para mi comunidad, este proyecto tiene como principal referente el tú más próximo. La oreja que me corrige está en Mar del Plata”.
Desde el capítulo uno al diez, aparecen conectadas una serie de historias y reflexiones que tienen en común un mismo espacio: el barrio Los Acantilados, en el sur de Mar del Plata. Se hilan la construcción del lujoso hotel El Castillo, la caída de varios meteoritos que despertaron el interés de la Nasa, la presencia del Golf Los Acantilados cuya edificación podría haber diseñado el mismo Alejandro Bustillo, el Hotel Ariston, la flora y fauna prehistórica con sus cuevas de subterráneas de dos metros, el mar y sus olas que son motivo de amor de los deportistas marinos, la propiedad de las tierras (primero Martínez de Hoz y luego otros con ansias especulativas), entre otros elementos que conducen como en un viaje que va y viene en el tiempo, entre el pasado más remoto y las eras geológicas al presente y las oportunidades perdidas (o ganadas) que tiene este territorio provisto de gran naturaleza.
Entrevistado por LA CAPITAL, Virgili –activo promotor de acontecimientos artísticos, entre documentales, festivales de arte contemporáneo o puesta en escena de espectáculos sonoros que involucraron el Puerto de Mar del Plata, entre otros eventos que realizó- contó cómo apareció “Campana- Acantilados”.
Podés escuchar el capítulo 2 acá:
“La campana se encuentra en la capilla del barrio Los Acantilados, sobre la Ruta 11, a cuatro cuadras de mi casa. Hacía ya tiempo que al verla me preguntaba: ¿cómo sonará? ¿Cuándo fue la última vez que sonó? ¿Quién fue la última persona que la escuchó? ¿Quién la primera? Un día me trepé, le pedí permiso a la campana, la tañí y la escuché. Allí comenzó todo”, relata y cuenta que las entrevistas del documental las realizó en pleno aislamiento, entre abril y agosto de 2020.
-La campana fue el hilito, tiraste y encontraste de todo…
-Sí. Lo primero que pensé al escuchar la campana fue cómo su sonido construye un mapa sonoro, es decir, un territorio limitado por el alcance de su onda expansiva. Lo marqué en un mapa del barrio y comprendí que esa zona alguna vez fue marcada, tocada, por ese sonido y que ese sonido debía “estar” de alguna manera en la gente y las cosas que lo escucharon. Entonces el documental se instala en esa resonancia pasada, en ese registro sutil que deja un sonido en una comunidad.
-¿Qué creés que pasó en Acantilados, por qué se concentran tantas cosas, qué explicación le das?
-Quizás sea la presencia material del tiempo y de su forma de operar. Este paisaje único, en fase de transición entre la pampa, el mar y la Patagonia, es su producto. Pensá que los acantilados se formaron porque algunas plantas que existen acá atraparon durante millones de años el polvo que traía el viento de los Andes. Ese proceso conmovedor permitió que se alzara este paredón de piedra sedimentada de 35 metros de altura. Desde los acantilados, además, podemos ver esa lengua de piedra sumergida, la restinga, últimos coletazos del Sistema de Tandilia, cuya presencia permitió la formación de las playas. El paisaje funciona así como una gran puesta en escena del tiempo y sedujo a arquitectos como Marcel Breuer, Antonio Bonet, Alejandro Bustillo y en los últimos años a una nueva camada de arquitectos y arquitectas. Ahí vemos cómo se van sumando otro tipo de estratos al territorio.
Podés escuchar el capítulo 3 acá:
-El documental profundiza en el concepto de economía de la ola, entre la ola y la pampa. Un entrevistado desliza la idea de generar un polo turístico teniendo a la ola en el centro de la escena, ¿es intención de que llegue a oídos de personas que pueden tomar decisiones como para trabajar este concepto?
-El análisis que mencionás lo hace otro arquitecto, Guillermo de Diego, con el que visitamos la capilla y recorrimos el barrio. Él decía que la capilla —cuya forma es una catenaria refinada— une mar con tierra, y esa conexión lo llevó a desplegar una teoría económico-productiva, la economía de la ola y la ruralidad playera, que podría funcionar muy bien en este territorio porque son ideas situadas. Y claramente deberían ser escuchadas. Pero en general, más allá del caso de Mar del Plata, sería dable ejercitarnos en el acto de escuchar, escuchar de verdad, en general. Con cada documental llego siempre a la misma conclusión: cuánta gente inteligente y anónima tenemos a disposición.
-De todos los elementos de Acantilados que tomás para armar este registro ¿cuál fue el que más te sorprendió?
-Que quizás el “club house”, la edificación principal del golf de Los Acantilados, que podría ser de Bustillo la arquitectura. Los planos originales no los encontré en Mar del Plata, no hay información en el Colegio de Arquitectos y algunos vecinos del barrio comentan que es un proyecto de él. Justo los dos últimos años estuve viviendo en Los Acantilados y Bariloche y visité seguido el lobby del Llao Llao (que sí es de Bustillo), y el golf del barrio. Y no te voy a negar el aire de familia. Cuando termine la pandemia quisiera ir a La Plata y confirmar quién fue el arquitecto del golf. Y me sorprendió mucho también que la misma persona que hizo el pozo de agua de nuestra casa sea la misma que se ocupó de la perforación que solicitaron los investigadores —con fondos y supervisión de la Nasa— que estudiaron uno de los dos meteoritos que cayeron en el barrio.
-¿Considerás que Acantilados fue pensada para que sea una zona más elitista, por eso el Castillo, el hotel Ariston, el golf?
-En principio sí, pero eso pasa, creo, con cualquier zona con un paisaje convocante. Cuando Joseph Farhat (un empresario de origen libanés) compra todas estas tierras está buscando hacer un negocio, y para que los terrenos rindan más, buscó darle un valor añadido al lugar. Y ese valor se lo dio con la arquitectura. Por eso financió la construcción de “El castillo” (un hotel cinco estrellas “de guante blanco”), la capilla y, según parece, vendió las tierras del golf por un dólar. Pero todo ese esplendor, ahora en ruinas, entra en diálogo con esta idea del tiempo que te hablaba antes expresada en los acantilados. La comunidad actual, sin embargo, está construyendo y pensando con otra perspectiva de futuro, un futuro orientado más hacia el paisaje.
Además de escucharse en el Museo MAR, “Campana- Acantilados” puede escucharse en el siguiente link: https://soundcloud.com/martin-virgili/sets/campana-acantilados-documental-sonoro-mar-del-plata